El hotel Antumalal construido por el arquitecto Jorge Elton en 1950, se presenta como una obra representativa de los principios de la arquitectura moderna y la influencia del estilo Bauhaus en Chile. Además es una pieza arquitectónica que refleja la voluntad política de la época en el fomento del turismo y el descubrimiento de los paisajes del sur. El Antumalal fue ambas una intervención arquitectónica y del paisaje, resultando en la unión casi perfecta entre edificio, mobiliario y naturaleza.
El hotel Antumalal está ubicado en un bosque en la orilla sur del lago Villarica- cerca de Pucón. Su nombre, Antumalal significa 'corral de sol' en Mapudungun, haciendo referencia a los ocasos que suceden en este lugar único.El hotel tuvo sus inicios como un salón de té, pero tras la obtención de un crédito de la CORFO [1], sus dueños Guillermo Pollak y su esposa Catalina Rindles, impulsaron el desarrollo de este proyecto hotelero.
Con proyectos similares se promovió la activación de esta zona, que se consolidó como lugar para una nueva cultura de recreación y contemplación [2], basados en una estrecha relación entre naturaleza y hombre. Una nota publicada en la revista de turismo En viaje en 1956 describe el hotel, "aquí la mano del hombre complementó la prodigalidad de Dios."
Se accede mediante un camino sinuoso que desciende a través de la naturaleza hasta el hotel. El jardín de 5 hectáreas se desenvuelve como una naturaleza domesticada, compuesta por prados, arbustos y árboles. Esta cuidada dedicación por el paisaje se remonta a las decisiones de emplazamiento del proyecto, donde el respeto por el bosque nativo era de igual importancia para el arquitecto como la distribución y forma de la obra. No existían planos topográficos del terreno, todos los árboles fueron levantados por el mandante y el arquitecto durante un fin de semana. Elton logró finalmente dibujar un esquema del proyecto que no tocara ninguno de los árboles. [3]
El camino de acceso atraviesa el bosque culminando en un patio de piedra por el cual se ingresa a la recepción. Este estrecho acceso se enfrenta perpendicularmente al volumen central del edificio, invitando a reconocer su emplazamiento. El hotel se sitúa en el plano de un terreno rocoso, abalconándose sobre el lago y dominando el paisaje. Germán del Sol destaca que Elton instaló la construcción sobre una losa plana separada del suelo, acción que transforma a todo el hotel en un mirador [4]. En sus palabras “al hotel Antumalal se entra pegado al suelo de roca, y se sale volando por las losas hacia el lago” [5]. Se produce un gran contraste entre este dominio total sobre el territorio y la escala domestica del acceso.
La construcción original esta conformada por tres volúmenes desarrollados básicamente en hormigón y vidrio. Se trata de una obra sencilla, cuyas piezas horizontales en las bases están pintadas de rojo y las verticales y superiores en blanco. Sobre las bases se instalan muros enchapados en piedra que en los sectores del norte y poniente (lugares en que se hace más evidente la pendiente) se posicionan retranqueados y ensombrecidos por los muros de hormigón pintado de blanco. [6]
Es importante resaltar los “homenajes” que hace Elton en su obra a los grandes maestros de la arquitectura moderna. El muro de piedra que desciende con el cerro, descansa sobre una viga que se apoya en un “pilote de Marsella” (la Unité d'Habitación, construida 4 años más tarde), homenaje a Le Corbusier, el maestro. Caminando por el parque en el extremo de la sala de estar, se escucha el goteo del agua que corre por debajo de la losa, una cascada natural. Es un homenaje a Wright. [7]
El volumen principal está compuesto por dos plantas, en la primera se encuentra la administración y zonas de servicio del hotel, el bar, living, comedor y una amplia terraza En el segundo piso hay habitaciones. Los otros dos volúmenes se encuentran contiguos a el patrio de entrada [8] y contienen el resto de las habitaciones.
En el encuentro de los volúmenes se produce un interesante juego entre los espacios. La disolución del límite entre el interior y exterior, una de las más importantes búsquedas de la arquitectura moderna, se replica a lo largo de la obra. En las habitaciones, es la extensión de la losa del techo que crea un prominente alero que media entre interior y exterior, atando todo el volumen. [9]
Esta obra transmite una cuidada dedicación. El diseño de Jorge Elton se extiende hasta el mobiliario del hotel, trabajado en diversas maderas nativas. Los muros de las habitaciones están enchapados en madera, los suelos en alfombras de piel y amplios ventanales sin dinteles, que proporcionan vistas panorámicas hacia el lago y los extensos jardines, manteniendo un dialogo permanente con el paisaje.
En definitiva, esta obra arquitectónica destaca por como logra integrar el paisaje, muebles y detalles de proyecto. No es mediante un sobre-diseño de los elementos, sino que a través de un trabajo colaborativo que resalta la simpleza y modestia en la forma y los materiales. Es arquitectura y naturaleza en una sola obra.
[1] Oyarzún Pérez, Fernando. Antumalal: Capturando el sol en Villarica. Revista ARQ
[2] Revista En Viaje, 1956
[3] Eyguem, Miguel. Antumalal: Testimonio de proyecto. 2013
[4] Booth, Rodrigo. “Y aquí la mano del hombre complementó la prodigalidad de Dios”...El proyecto moderno en el hotel Antumalal. 1er seminario DOCOMOMO Chile.
[5] Del Sol, Germán. Carta a Jorge Elton.
[6] Booth, Rodrigo. “Y aquí la mano del hombre complementó la prodigalidad de Dios”...El proyecto moderno en el hotel Antumalal. 1er seminario DOCOMOMO Chile.
[7] Eyguem, Miguel. Antumalal: Testimonio de proyecto. 2013
[8] Booth, Rodrigo. “Y aquí la mano del hombre complementó la prodigalidad de Dios”...El proyecto moderno en el hotel Antumalal. 1er seminario DOCOMOMO Chile.
[9] Oyarzún Pérez, Fernando. Antumalal: Capturando el sol en Villarica. Revista ARQ